Bueno, tal vez debía ser así.
Pensé que todo habría sido diferente si él hubiera querido.
-Ojalá hubieras sabido escuchar -dije arrodillándome a su lado y enterrando la mano en su pelaje marrón. El tacto de los pelos me impresionó. A pesar de estar húmedos por la sangre, seguían siendo tersos y duros.
Como su corazón.
Sus ojos me devolvieron una mirada vacía.
-Cuando llegue el invierno, amigo. Cuando llegue el invierno -susurré, consciente de que él no llegaría a verlo.
Me levanté y sacudí la nieve que se había adherido a mi chaqueta.
La luna asomaba entre los delgados y tenebrosos pinos.
Suspiré, me coloqué el sombrero y me alejé del lugar poco después de que el cuervo volviera a graznar y emprendiera el vuelo hacia el cadáver del lobo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
¡Hola! ¡No dudes en dejar tu opinión! ¡No olvides que, cuanto más comentes, más y más grande se hará este sitio, y habrá más lobos con los que jugar! No olvides la política de los comentarios, tampoco;). Si tú comentas, yo comento.
¡Gracias por el amor!