Observé sus ojos, que, como siempre, emitían destellos de verdes diferentes, todo un mundo lleno de bosque encerrado en un espacio tan pequeño. Me recordaba a todo lo que amaba, y más.
Me recordaba a una vida que no era mía.
Alcé la mano, y le acaricié la mejilla. Ella se estremeció ante mi tacto, y me di cuenta de que su pelo olía a nieve, a invierno, a lluvia helada. Me gustaba todo eso.
-Jade...-susurró, y se incorporó, quedando frente a mí. Su voz tenía un tono de urgencia, de jadeo, de deseo de algo, que me hacía querer acercarme más a ella.
Le volví a acariciar la mejilla, recorriéndole el pómulo hacia delante y hacia atrás, lentamente.
Enredó una mano en mi pelo y colocó la otra en mi cuello. Sentí su respiración, así como el olor de su piel, que olía a lobo, a monte. Contemplé sus ojos de nuevo y supe que no podía resistir más.
Dejé de luchar.
La atraje hacia a mí, y con un jadeo, la besé. Sus labios eran lo más suave que había acariciado en toda mi vida. Me hacían arder de arriba a abajo. No podía respirar. Me preguntaba si volvería a hacerlo algún día.
Acaricié su pelo y su mejilla, mientras nos fundíamos en un mar de besos, de susurros.
Me sentía vivo. Muy vivo.
Mi cuerpo ronroneaba con la melodía que hacía su olor y el pulso de su corazón, que iba muy rápido. La estreché contra mí, la abracé, y note el gusto de la tierra en sus labios. Me sentí tan libre...
No podía dejar de arder.
Tampoco quería apartarme.
Lo Ame! Me gustan muchisimo tus escritos, y aunque no dispongo de mucho tiempo tengo todos tus libros y cortos en mi lista de futuras lecturas! Gracias por alegrar mis dias y noches con tus palabras! :)
ResponderEliminarGracias guapa:) Me alegra muchísimo que te gusten las cosas que escribo, no sabes cuánto. Espero que te acaben llenando el resto de mis cuentos, al igual que éste:)
Eliminar¡un beso!:)