¡Sorteo impresionante de Melisa S.Ramonda! Uno a nivel Nacional, y otro a nivel Internacional, ¡muchos premios jugosos y muchas oportunidades para ganar! ¿A qué esperas? :)
¿Qué sortea el sorteo nacional?
2 Ejemplares OCHO RELATOS
2 Ejemplares 25 HISTORIAS
1 PACK RELP + HELA
1 Ejemplar VIGILANTE NOCTURNO
Link: https://www.rafflecopter.com/rafl/display/02e9c4705/
¿Qué sortea el internacional?
2 Ejemplares OCHO RELATOS
2 Ejemplares 25 HISTORIAS
1 PACK RELP + HELA
1 Ejemplar VIGILANTE NOCTURNO
Link: https://www.rafflecopter.com/rafl/display/02e9c4706/
No os lo perdáis, de verdad que vale la pena :). ¡Un abrazo!
22 de febrero de 2016
15 de diciembre de 2014
5 de noviembre de 2014
Trebor.
Bueno chicos, aquí os dejo un relato que he escrito sobre una historia que quiero hacer cuando acabe lamentos de invierno. ¡Gracias por leer!
"Recuerdo, sobre todo, su sonrisa. Trebor McCandlees no era el típico chico que solía hacerlo todo el tiempo; sus muecas de felicidad eran cortas, pero apasionadas. Cuando lo hacía era de verdad, y eso me llenaba el alma.
Siempre era así: levantaba un poco la cara hacia arriba, como si quisiera que todo el mundo pudiese contemplarla, y exponía los dientes en una sonrisa resplandeciente y luminosa.
Mi padre, siempre que lo veía hacerlo, meneaba la cabeza, murmuraba que ese niño era un pequeño sol y se escondía en su despacho para seguir firmando papeles. Como director de empresa, él debía permanecer serio en todo momento; pero a nosotros no se nos escapaba la chispa de felicidad que emanaba en la sonrisa pequeña que nos dedicaba.
Trebor había llenado nuestra casa de vida, alegría y color. Fue muy irónico que ocurriera eso cuando acabó viviendo en mi casa porque en la suya toda vida se apagó.
Sus padres, los mejores amigos de mi padre, murieron en un accidente de tráfico cuando él tenía diez años. Yo no recuerdo mucho de esos días, pues en ese entonces tenía solo cuatro años, pero siempre que pienso acerca de ello me viene una imagen de Trebor, con los ojos cubiertos de lágrimas, abrazado a la pierna de mi padre mientras yo los contemplaba desde las escaleras.
A partir de ese día él fue una presencia constante en mi familia. Como sus padres no tenían ningún familiar vivo, los míos decidieron adoptarlo. Era un favor que le hacían a Louisa y Fred, decían.
Por ese motivo, los dos crecimos en la misma casa por unos diez años. Al principio nos llevábamos fatal, porque yo creía que él había venido a casa para arrebatarme a mi familia; pero, conforme pasaron los meses, fui necesitando su presencia para pasar tardes agradables de juegos, inocentadas y charlas.
El día que cumplí catorce, mis padres me dieron una noticia inesperada; Trebor se marcharía a un internado para comenzar su carrera de empresario, y trabajar para mi padre. Eso supuso un golpe para mí.
No solo había perdido a mi mejor amigo, sino que él había escogido un camino que yo sabía que no le gustaba.
Él amaba la fotografía, pero la dejó atrás.
La vida puede arrebatarnos hasta los más pequeños sueños, y convertirnos en papeles en blanco que ya no saben dónde pertenecen.
Así, sin él, pasaron tres años más. Poco a poco, fui perdiendo la personalidad extrovertida que había adquirido, así como mis ganas de hablar o mi alegría infinita; todo, de repente, se apagó.
Tom, mi padre, comenzó a hablarme de la empresa, y preparó los papeles para que, dentro de dos años, siguiera el camino de mi "hermano". Él me consideraba la heredera de la empresa, así que mi destino estaba más marcado que el de Trebor. Eso, sin embargo, no me molestaba: llevaba años sabiéndolo.
Mi madre empezó a ser más exigente en cuanto a mis notas y comportamiento. Si antes en el instituto tenía alas, ahora ya no era así. Mis amigas, sintiéndose incómodas por su tutela, se alejaron de mí.
Eso siguió por tres años.
Ahora, justo cuando voy a empezar mi último año en la escuela secundaria, dicen que tienen noticias nuevas para mí. Algo que me cambiará. Que marcará el resto del curso.
La verdad es que no me importa; solo quiero, si es posible, que el año pase rápido.
Me encuentro ante la puerta del despacho de mi padre. Estoy sentada en las butacas de cuero, completamente rígida. Mi mano derecha, enmarcada por una pulsera de plata que tintinea levemente, estira la tela de la falda de mi uniforme color celeste.
Clavo la vista en mi padre cuando abre el gran portón de madera.
-Cariño -murmura, con voz seria. Él nunca levanta la voz-. Pasa.
Me levanto, sintiendo que me encuentro fuera de mi cuerpo; mis gestos, de alguna manera, se perciben extraños. El miedo atenaza mi estómago. ¿Qué quiere decirme? ¿Van a poner más reglas? ¿Nuevas limitaciones?
Aliso, con gesto nervioso, mi pelo negro y ondulado. Lo noto caer hasta la mitad de la espalda cuando lo echo hacia atrás.
-Hemos estado meses preparando esto tu madre y yo, así que espero que estés agradecida -dice, sentándose en la silla que corona su mesa-. No solo es bueno para ti, sino para la familia al completo. Ya sabes que tu madre quería reforzar la vigilancia que tenemos sobre ti, por todos esos actos rebeldes que has cometido últimamente (no me repliques, ya sabemos qué has hecho), y yo estaba interesado en traer a cierta persona a mis círculos más cercanos, así que esta opción ha resultado beneficiosa para ambos.
Parpadeo, sorprendida. ¿Actos rebeldes? No sé a quése refiere; a parte de llegar tarde a casa y escaquearme algunas tardes de las clases, no he hecho nada más.
Alguien toca la puerta. Los músculos de mi espalda se tensan, sin saber qué esperar.
-Vamos a ponerte un escolta -suelta mi padre sin más, acercándose a la puerta-. Una persona que te llevará y traerá al colegio, y que permanecerá contigo durante el mayor tiempo posible. No te preocupes; para ti, no te resultará extraño.
Abro la boca para hablar, pero, justo en ese momento, él abre el portón de madera y toda palabra escapa de entre mis labios.
Un chico alto, delgado, con pelo alborotado y negro y ojos verdes cruza la entrada. Está vestido con traje y corbata oscura y porta zapatos elegantes, de piel. Lleva una chaqueta en los brazos, y un paquete de folios entre las manos. El cabello, que es un poco largo, casi le recubre las gafas que porta sobre los ojos.
Se me detiene el corazón. Casi oigo decir a mi madre que me estoy comportando como una simple mujer de la calle, sin mostrar el saludo correspondiente.
Eso no me importa. Ahora mismo, no puedo hablar.
El chico sonríe, mostrando unos dientes blancos y rectos. Su expresión, llena de luz, se repite mil veces en mi mente.
Mi padre le da un abrazo.
-Bienvenido, hijo. Ya te echábamos de menos aquí.
Trebor le responde al gesto, sin dejar de quitar sus ojos de mí. Su mirada es condescendiente, feliz, llena de añoranza.
-Gracias, Tom. Os echaba muchísimo de menos a todos.
Cuando se separan, noto que las piernas pierden parte de su fuerza. Ahora mismo, no sé qué pensar.
-Hola otra vez, Lianne -me saluda, y se acerca a mí-. Volvemos a estar juntos.
Clavo la vista en mi padre.
-¿Papá...?
-Él se va a encargar de ti a partir de ahora, sí. Era la única forma de poderlo traer de la facultad, hija. Espero que seas capaz de valorar eso.
Me rodea con los brazos. Al instante, un perfume cítrico y un poco potente llega a mi nariz. El tacto de su traje es suave, fino, elegante. Es más alto que hace tres años, y está más fuerte. Casi no puedo reconocer a mi mejor amigo en esa persona que ahora me hace cosquillas en la oreja con su respiración.
Ha vuelto, por fin, después de tanto tiempo...
Pero para ser mi escolta".
"Recuerdo, sobre todo, su sonrisa. Trebor McCandlees no era el típico chico que solía hacerlo todo el tiempo; sus muecas de felicidad eran cortas, pero apasionadas. Cuando lo hacía era de verdad, y eso me llenaba el alma.
Siempre era así: levantaba un poco la cara hacia arriba, como si quisiera que todo el mundo pudiese contemplarla, y exponía los dientes en una sonrisa resplandeciente y luminosa.
Mi padre, siempre que lo veía hacerlo, meneaba la cabeza, murmuraba que ese niño era un pequeño sol y se escondía en su despacho para seguir firmando papeles. Como director de empresa, él debía permanecer serio en todo momento; pero a nosotros no se nos escapaba la chispa de felicidad que emanaba en la sonrisa pequeña que nos dedicaba.
Trebor había llenado nuestra casa de vida, alegría y color. Fue muy irónico que ocurriera eso cuando acabó viviendo en mi casa porque en la suya toda vida se apagó.
Sus padres, los mejores amigos de mi padre, murieron en un accidente de tráfico cuando él tenía diez años. Yo no recuerdo mucho de esos días, pues en ese entonces tenía solo cuatro años, pero siempre que pienso acerca de ello me viene una imagen de Trebor, con los ojos cubiertos de lágrimas, abrazado a la pierna de mi padre mientras yo los contemplaba desde las escaleras.
A partir de ese día él fue una presencia constante en mi familia. Como sus padres no tenían ningún familiar vivo, los míos decidieron adoptarlo. Era un favor que le hacían a Louisa y Fred, decían.
Por ese motivo, los dos crecimos en la misma casa por unos diez años. Al principio nos llevábamos fatal, porque yo creía que él había venido a casa para arrebatarme a mi familia; pero, conforme pasaron los meses, fui necesitando su presencia para pasar tardes agradables de juegos, inocentadas y charlas.
El día que cumplí catorce, mis padres me dieron una noticia inesperada; Trebor se marcharía a un internado para comenzar su carrera de empresario, y trabajar para mi padre. Eso supuso un golpe para mí.
No solo había perdido a mi mejor amigo, sino que él había escogido un camino que yo sabía que no le gustaba.
Él amaba la fotografía, pero la dejó atrás.
La vida puede arrebatarnos hasta los más pequeños sueños, y convertirnos en papeles en blanco que ya no saben dónde pertenecen.
Así, sin él, pasaron tres años más. Poco a poco, fui perdiendo la personalidad extrovertida que había adquirido, así como mis ganas de hablar o mi alegría infinita; todo, de repente, se apagó.
Tom, mi padre, comenzó a hablarme de la empresa, y preparó los papeles para que, dentro de dos años, siguiera el camino de mi "hermano". Él me consideraba la heredera de la empresa, así que mi destino estaba más marcado que el de Trebor. Eso, sin embargo, no me molestaba: llevaba años sabiéndolo.
Mi madre empezó a ser más exigente en cuanto a mis notas y comportamiento. Si antes en el instituto tenía alas, ahora ya no era así. Mis amigas, sintiéndose incómodas por su tutela, se alejaron de mí.
Eso siguió por tres años.
Ahora, justo cuando voy a empezar mi último año en la escuela secundaria, dicen que tienen noticias nuevas para mí. Algo que me cambiará. Que marcará el resto del curso.
La verdad es que no me importa; solo quiero, si es posible, que el año pase rápido.
Me encuentro ante la puerta del despacho de mi padre. Estoy sentada en las butacas de cuero, completamente rígida. Mi mano derecha, enmarcada por una pulsera de plata que tintinea levemente, estira la tela de la falda de mi uniforme color celeste.
Clavo la vista en mi padre cuando abre el gran portón de madera.
-Cariño -murmura, con voz seria. Él nunca levanta la voz-. Pasa.
Me levanto, sintiendo que me encuentro fuera de mi cuerpo; mis gestos, de alguna manera, se perciben extraños. El miedo atenaza mi estómago. ¿Qué quiere decirme? ¿Van a poner más reglas? ¿Nuevas limitaciones?
Aliso, con gesto nervioso, mi pelo negro y ondulado. Lo noto caer hasta la mitad de la espalda cuando lo echo hacia atrás.
-Hemos estado meses preparando esto tu madre y yo, así que espero que estés agradecida -dice, sentándose en la silla que corona su mesa-. No solo es bueno para ti, sino para la familia al completo. Ya sabes que tu madre quería reforzar la vigilancia que tenemos sobre ti, por todos esos actos rebeldes que has cometido últimamente (no me repliques, ya sabemos qué has hecho), y yo estaba interesado en traer a cierta persona a mis círculos más cercanos, así que esta opción ha resultado beneficiosa para ambos.
Parpadeo, sorprendida. ¿Actos rebeldes? No sé a quése refiere; a parte de llegar tarde a casa y escaquearme algunas tardes de las clases, no he hecho nada más.
Alguien toca la puerta. Los músculos de mi espalda se tensan, sin saber qué esperar.
-Vamos a ponerte un escolta -suelta mi padre sin más, acercándose a la puerta-. Una persona que te llevará y traerá al colegio, y que permanecerá contigo durante el mayor tiempo posible. No te preocupes; para ti, no te resultará extraño.
Abro la boca para hablar, pero, justo en ese momento, él abre el portón de madera y toda palabra escapa de entre mis labios.
Un chico alto, delgado, con pelo alborotado y negro y ojos verdes cruza la entrada. Está vestido con traje y corbata oscura y porta zapatos elegantes, de piel. Lleva una chaqueta en los brazos, y un paquete de folios entre las manos. El cabello, que es un poco largo, casi le recubre las gafas que porta sobre los ojos.
Se me detiene el corazón. Casi oigo decir a mi madre que me estoy comportando como una simple mujer de la calle, sin mostrar el saludo correspondiente.
Eso no me importa. Ahora mismo, no puedo hablar.
El chico sonríe, mostrando unos dientes blancos y rectos. Su expresión, llena de luz, se repite mil veces en mi mente.
Mi padre le da un abrazo.
-Bienvenido, hijo. Ya te echábamos de menos aquí.
Trebor le responde al gesto, sin dejar de quitar sus ojos de mí. Su mirada es condescendiente, feliz, llena de añoranza.
-Gracias, Tom. Os echaba muchísimo de menos a todos.
Cuando se separan, noto que las piernas pierden parte de su fuerza. Ahora mismo, no sé qué pensar.
-Hola otra vez, Lianne -me saluda, y se acerca a mí-. Volvemos a estar juntos.
Clavo la vista en mi padre.
-¿Papá...?
-Él se va a encargar de ti a partir de ahora, sí. Era la única forma de poderlo traer de la facultad, hija. Espero que seas capaz de valorar eso.
Me rodea con los brazos. Al instante, un perfume cítrico y un poco potente llega a mi nariz. El tacto de su traje es suave, fino, elegante. Es más alto que hace tres años, y está más fuerte. Casi no puedo reconocer a mi mejor amigo en esa persona que ahora me hace cosquillas en la oreja con su respiración.
Ha vuelto, por fin, después de tanto tiempo...
Pero para ser mi escolta".
10 de octubre de 2014
Sobre los seguidores.
Yo no sé vosotros, pero a mí últimamente me están asqueando más los spammers. No las personas decentes y honradas que a causa de su trabajo, esfuerzo y palabras consiguen llegar a donde llegan; sino esas que se dedican a comentar, compartir y llenarte de mensajes promocionando su blog hasta el extremo de molestar. Comprendo perfectamente que hay que promocionarse para que la gente te conozca un poco, pero no metiendo a las personas, por favor. Yo estoy donde estoy, pero no he conseguido a las personitas preciosas que tengo por molestar a todo el mundo diciendo: "hola, no conozco tu blog de nada pero me encanta, eh, pásate por el mío". ¿Qué se supone que es esto? ¿A qué punto estamos llegando, que ya se vuelve un insulto cuando ves esto? Porque a mí me sienta como una patada en el estómago, no sé a vosotros. Yo escribo para que la gente lea y disfrute con mis textos, no para que las personas comenten sin ni siquiera detenerse a apreciar lo que hago y me implanten esa supuesta "ley" de autoseguir los blogs que tanto se está haciendo. Yo sigo los blogs que me gustan, que tienen un buen contenido y que reseñan libros muy cercanos a mis gustos. ¿Por qué hay que seguir a las personas que te siguen? ¿Por qué se están imponiendo esos comportamientos tan maleducados?
Tampoco creo yo que pase nada por tener pocos seguidores, digo yo. Yo estoy bien con los preciosos que tengo ahora, con la gente que sé que me lee y me apoya, y no necesito más. Pero claro, ahora como hay que tener muchos seguidores para que las editoriales colaboren contigo...pues vaya. No digo que esté mal colaborar con editoriales, en ningún momento; digo que me parece mal crear un blog con ese fin, o tratar de conseguir la máxima gente posible solo por eso.
No nos equivoquemos, preciosos. Este mundo está para compartir impresiones sobre libros, para dejar sobre el papel nuestra experiencia con esas historias que se vuelven necesarias en nuestra vida. No confundamos esos sentimientos con el ansia de tener libros gratis, por favor.
Dentro de ese grupo de seguidores que he comentado antes, están aquellos que dejan de seguirte cuando ven que tú no hacen lo mismo. Eso es lo que me escama. ¿Qué pasa si no te sigo? ¿Es que es obligatorio que te tenga que devolver ese "favor" que piensas que me estás dando? Reitero que yo sólo paso por los blogs que me llaman la atención, aquellos que muestran lo que quiero leer. Porque tú me sigas no hay seguridades que indiquen que haré lo mismo; este mundo no trata de eso.
Esto que estoy diciendo, lo de perder seguidores, le acaba de pasar a una amiga mía. Acababa de conseguir los trescientos, fruto del trabajo y de las buenas entradas, y han pasado a ser seis menos porque seis seguidores impresentables la han dejado de seguir por lo que he dicho antes, porque ella no les ha devuelto el "favor". Vaya. Parecemos críos de primaria, de veras.
Espero que, por favor, esto vaya cambiando. Desde siempre esto de los blogs ha sido para compartir información, no para acumular todo el número posible de personas y creerse así más guay. Que tenemos una edad, por favor.
Gracias por escuchar, pequeños.
Pd. Os dejo aquí el enlace del blog de mi compañera, por si os gusta y queréis seguirla (si queréis, no impongo deudas a nadie). Es un buen sitio, con material lleno de contenido.
Libros en la eternidad. (¡Pinchad para entrar!:D)
Tampoco creo yo que pase nada por tener pocos seguidores, digo yo. Yo estoy bien con los preciosos que tengo ahora, con la gente que sé que me lee y me apoya, y no necesito más. Pero claro, ahora como hay que tener muchos seguidores para que las editoriales colaboren contigo...pues vaya. No digo que esté mal colaborar con editoriales, en ningún momento; digo que me parece mal crear un blog con ese fin, o tratar de conseguir la máxima gente posible solo por eso.
No nos equivoquemos, preciosos. Este mundo está para compartir impresiones sobre libros, para dejar sobre el papel nuestra experiencia con esas historias que se vuelven necesarias en nuestra vida. No confundamos esos sentimientos con el ansia de tener libros gratis, por favor.
Dentro de ese grupo de seguidores que he comentado antes, están aquellos que dejan de seguirte cuando ven que tú no hacen lo mismo. Eso es lo que me escama. ¿Qué pasa si no te sigo? ¿Es que es obligatorio que te tenga que devolver ese "favor" que piensas que me estás dando? Reitero que yo sólo paso por los blogs que me llaman la atención, aquellos que muestran lo que quiero leer. Porque tú me sigas no hay seguridades que indiquen que haré lo mismo; este mundo no trata de eso.
Esto que estoy diciendo, lo de perder seguidores, le acaba de pasar a una amiga mía. Acababa de conseguir los trescientos, fruto del trabajo y de las buenas entradas, y han pasado a ser seis menos porque seis seguidores impresentables la han dejado de seguir por lo que he dicho antes, porque ella no les ha devuelto el "favor". Vaya. Parecemos críos de primaria, de veras.
Espero que, por favor, esto vaya cambiando. Desde siempre esto de los blogs ha sido para compartir información, no para acumular todo el número posible de personas y creerse así más guay. Que tenemos una edad, por favor.
Gracias por escuchar, pequeños.
Pd. Os dejo aquí el enlace del blog de mi compañera, por si os gusta y queréis seguirla (si queréis, no impongo deudas a nadie). Es un buen sitio, con material lleno de contenido.
Libros en la eternidad. (¡Pinchad para entrar!:D)
9 de octubre de 2014
La luna no está, Nathan Filer
Nombre: La luna no está
Autor: Nathan Filer
Editorial: Alianza Literaria
Fecha de publicación: 2014
Género: Narrativa/Drama/Juvenil
Páginas: 307
“Te contaré lo que pasó, porque será un buen modo de presentar a mi hermano. Se llama Simon. Creo que te caerá bien. A mí me cae muy bien. Pero en pocas páginas habrá muerto. Y después nada volverá a ser igual.”
La vida puede cambiar vertiginosamente en pocos segundos. Matthew Holmes tiene nueve años. Nunca se separa de su hermano mayor, Simon, al que todos tratan como si fuera menor por una enfermedad cuyo nombre Matt no recuerda. Durante unas vacaciones en Ocean Coves, Simon muere de forma accidental tras salir con Matt una noche de la caravana familiar para curiosear por los alrededores. Es algo que Matt nunca podrá olvidar y que le llevará a encerrarse en sí mismo. No sólo por el sentimiento de culpa, también por un secreto guardado que lo oprime, la presión familiar y la pérdida progresiva del sentido de la realidad. Diez años después, Matt encuentra fuerzas para volver a empezar. Exterioriza su historia en todo tipo de medios, desde un ordenador a una vieja máquina de escribir, cuando no es a mano.
Su gran ayuda es la abuela Noos, pero sobre todo Annabelle y el recuerdo de Simon que “tenía una cara grande y redonda, siempre sonriente, que me recordaba la luna.” Un relato esperanzador que nos recuerda que las tragedias, aunque necesitamos olvidarlas para poder sobrevivir, afrontadas debidamente también nos pueden ayudar a crecer como personas. Una historia de amor y esperanza, de perdón y comprensión.
Una novela emocionante y dramática, pero también divertida, sobre la aventura de un niño que encuentra el valor para luchar contra sus propios monstruos y madurar hasta convertirse en hombre.
3 de octubre de 2014
28 de septiembre de 2014
Tales of fairies
Y aquí dejo otro, esta vez es una mezcla del anime Tales of Symphonia y Fairy Tail. :)
Lisanna...
Como hace mucho que no subía ningún texto aquí, subo este fan fic que escribí de Fairy Tail (de Natsu y Lisanna). ¡A disfrutarlo! :P
Algo subió por su espalda, un estremecimiento frío y desagradable que llegó muy dentro de él. No podía abrir la boca, ni hablar, ni sentir nada. Todo él era un torbellino de emociones desgarradoras, de recuerdos que le quemaban como nada podía hacerlo.
"Cuando seamos mayores...¿te casarás conmigo?"
"Me gustaría que este momento durara para siempre... soy tan feliz..."
Ella le devolvió la mirada, con los ojos llenos de lágrimas. En su expresión había una mezcla de dolor y alivio.
¿Cómo podían esos ojos azules hacerle tanto daño?
Algo subió por su espalda, un estremecimiento frío y desagradable que llegó muy dentro de él. No podía abrir la boca, ni hablar, ni sentir nada. Todo él era un torbellino de emociones desgarradoras, de recuerdos que le quemaban como nada podía hacerlo.
"Cuando seamos mayores...¿te casarás conmigo?"
"Me gustaría que este momento durara para siempre... soy tan feliz..."
Ella le devolvió la mirada, con los ojos llenos de lágrimas. En su expresión había una mezcla de dolor y alivio.
¿Cómo podían esos ojos azules hacerle tanto daño?
27 de septiembre de 2014
Haters y demás chupópteros.
¡Hola chicos! Bueno, sé que ahora mismo (como hace unos minutos) he subido una reseña, pero quería subir otra cosa, más personal.
En el mundo en el que me estoy comenzando a meter (la literatura y/o escritura), estoy viendo de que realmente hay algunas personas que se dedican a joder a otros, o, dicho de manera más limpia y bonita, que se dedican "a menospreciar a autores y/o obras sin tener ningún tipo de criterio". Supongo que muchos de vosotros os habéis encontrado con algo así, gente que opina sin saber sobre x libro o autor simplemente ateniéndose a lo que dicen los demás, sin ni siquiera haber leído la historia y tener idea de qué trata, pero, como la sociedad acepta ese pensamiento porque mucha gente la tiene, no se le dice nada. Un ejemplo de ello es Crepúsculo, por decir uno. Muchas personas lo insultan sin ni siquiera saber cómo se llama la autora. Yo acepto que lo he leído y que no me ha gustado en absoluto, pero cuando opino, lo hago con propiedad, porque he leído los libros y sé de lo que me hablo. Critico, según mi criterio y con un punto de vista semi objetivo (porque en estas cosas no somos objetivos al 100%, hay que aceptarlo), de algo que he visto, leído y que conozco.
Bien, hasta ahora vamos bien, ¿no? Pues sigo con mi hilo.
En el mundo en el que me estoy comenzando a meter (la literatura y/o escritura), estoy viendo de que realmente hay algunas personas que se dedican a joder a otros, o, dicho de manera más limpia y bonita, que se dedican "a menospreciar a autores y/o obras sin tener ningún tipo de criterio". Supongo que muchos de vosotros os habéis encontrado con algo así, gente que opina sin saber sobre x libro o autor simplemente ateniéndose a lo que dicen los demás, sin ni siquiera haber leído la historia y tener idea de qué trata, pero, como la sociedad acepta ese pensamiento porque mucha gente la tiene, no se le dice nada. Un ejemplo de ello es Crepúsculo, por decir uno. Muchas personas lo insultan sin ni siquiera saber cómo se llama la autora. Yo acepto que lo he leído y que no me ha gustado en absoluto, pero cuando opino, lo hago con propiedad, porque he leído los libros y sé de lo que me hablo. Critico, según mi criterio y con un punto de vista semi objetivo (porque en estas cosas no somos objetivos al 100%, hay que aceptarlo), de algo que he visto, leído y que conozco.
Bien, hasta ahora vamos bien, ¿no? Pues sigo con mi hilo.
Humo entre los árboles, Melisa S.Ramonda
Nombre: Humo entre los árboles
Autor: Melisa S.Ramonda
Editorial: Dark Unicorn Ediciones
Fecha de publicación: Agosto 2014.
Género: Narrativa/Drama/Acción/Romance/Aventuras
Páginas: 718
Tras una violenta intrusión en su hogar, Nikolai Valinchenko se ve obligado a huir de Alaska llevándose a sus pequeños hijos; Mirko, un niño de siete años, y Sasha, una bebé de pocos meses. A abandonar a la mujer que amaba, la vida normal que había construido.
Desolado, vuelve a su tierra natal, Rusia, a una familia de la que una vez huyó. La suya es una comunidad muy peculiar, con una tradición estricta, protocolos y lazos que van más allá de la vida y de la muerte, del honor y la lealtad, de Dios y la Naturaleza. Nikolai es un híbrido canino, un hombre-lobo, y si quiere proteger a sus hijos, necesita el refugio impenetrable de su manada para poder perdonar, olvidar y avanzar.
Para nosotros, él es el hijo desaparecido de un famoso millonario ruso.
Para ellos, es el príncipe prodigio que se suponía que les lideraría.
Pero Nikolai no está listo para volver a esa vida ni llenar las expectativas de nadie. No cuando su corazón llora la pérdida de su pareja, y su sangre “Alfa” le grita que huya nuevamente, en busca de la libertad verdadera para sí mismo y sus pequeños. Cuando la venganza que tanto ansía podría estar más cerca de lo que imagina.
Esta es la historia de la destrucción de un mito y la reconstrucción de un líder; la historia de Nikolai Valinchenko y su camino a tientas a través de su propia oscuridad.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)